viernes, 23 de diciembre de 2011
Y supongo que es así, cuando menos te lo esperas todo cambia de rumbo. Nada te parece igual al volver abrir los ojos, lo único que esperas es que él este a tu lado al despertar. Y mirarle. Escucharle hablar de todo aquello que le hace sentir bien, reír con él y dejarte llevar. Buscar nuevos caminos. Nuevas miradas que hagan olvidar algo de aquél dolor. Dejar de nuevo las puertas del corazón entre abiertas, sin miedo. Sentirte especial sólo por la forma en la que él te trata. Enamórate, enamorarle, enamorarnos. Pasarnos horas y horas hablando. Mirar el móvil antes de acostarme para leer alguna de sus tonterías acompañadas de unas buenas noches. Sentir su nerviosismo al contacto de mi mano. Asustarme de lo que siento. Contarle mis mil y un defectos, y su forma de hacerme sentir bien. Especial. Si, supongo que esa es la verdadera palabra.
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